Madrid. 02.14 horas. Calle Huertas. Llueve. Hace mucho frio. Paro un taxi.
El taxista: chico joven, ojos cocacola y manos gruesas, pregunta "¿A dónde te llevo?"
Yo: tiritando como si el taxi se hubiera convertido en un iglu respondo, "A mi casa donde me espera un colacao nocturno".
Sonaba Pearl Jam en la radio y entre mi tartamudeo me escuchó cantar y me dijo: "Dos calles más allá hay un bar en el que sirven ricos colacaos y mi primo canta versiones de Pearl Jam".
Allá fuimos...entre colacao y colacao su primo (el cantante) y yo ahogamos las mariposas de mi estómago y al cabo de un tiempo y unos cuantos colacaos más me regaló, también a mi, un patito de goma. Hoy ya no hay colacaos ni más patitos de goma..
martes, 6 de mayo de 2008
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1 comentario:
llegué por casualidad y lei algunos post por curiosidad.
creo que está bueno
abrazo y suerte
y yo prefiero el nesquik... que se yo, al disolverse se hace mas fácil mojar galletas y que no se te llenen de trozos de colacao.
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