lunes, 30 de marzo de 2009

VUELO 113: Cono-cimento...

No me conoces de nada. En realidad nunca me has conocido. Nunca has querido descubrir mis secretos, ni porqué lloro cuando escucho esa puta canción. Y eso, que siempre pensé que tu serías de los que sonreirías cuando me pidiera el "Happy Meal".

Nunca te das cuenta de que mis uñas son cuadradas y rojas. Nunca te fijas cuando me arranco a mordiscos mi flequillo a rayas. Nunca conocerás mis gritos ni mi (en-amor)arte. No te enteras de nada. No me conoces de nada, aunque pienses que lo sabes todo de mí porque un día calentaste mi ombligo (y no mis pies). Nunca has querido imaginar el significado de mis letras. Ni de mi voz. Ni de mi lengua. Nunca.

P.D: O "quizá" me conoces demasiado. O "quizá" no te gusta lo que ves.

jueves, 26 de marzo de 2009

VUELO 112: Esto no se para...




Esto no se para. Y no se parará porque odio la primavera. Odio las frases enlatadas. Odio que me digas que busco poesía de cualquier sitio. Odio que me digas que ya lo sabías. Y esto no se para. Odio los quizá con "s" al final. Odio las canciones. Odio no saltar ese jodido puente y que él, sólo él, venga a rescatarme. Odio que este post no lo escribas tu. Odio que está música sólo suene en mi cabeza (él jamás sabría que es eso de la fe). Y esto no se para. Odio las fábulas y las ficciones (ya sé que miento). Odio escoger siempre el número equivocado. Odio no coger el teléfono y marcar tu puto nombre. Odio esperar. Me odio...y esto sí que no se para.


P.D: Busco que me encuentres. Quiero que me encuentres. Y esto no se para.

martes, 24 de marzo de 2009

VUELO 111: También soy...

Soy ciclotímica y testaruda. Soy agónica y me encantan los finales melodramáticos y abiertos. Quiero ser la musa de Bukowski y la angustia de Poé. Estoy "loca", me dices cuando te enfadas, por eso soy una "delicia de chocolate" para cualquier psiquiatra o mago que se precie. Soy la calabaza (ya no existen "principesas" verdes). Soy estúpida, egoísta, idiota y egocéntrica. Impulsiva, imperfecta y llena de errores. Quiero conocerte para demostrarme que no me equivoco (eres exactamente igual que el resto del puto mundo). Soy el zorro (y a veces hasta zorra). Quiero mi ombligo y amores que matan. Quiero 100 canciones desesperadas. Me gustan los gritos, las lágrimas y hasta los portazos. Me gusta estar sola y sentirme rara, y ser la única prota de la película. Soy circular (aunque nunca cierre los círculos), anacrónica e insegura. Soy el clown triste y de nariz rota. Soy yo (y mis alas).

domingo, 22 de marzo de 2009

VUELO 110: Y me decías...

Y me decías que te gustaban mis pecas. "Yo no tengo pecas, tengo lunares", te contestaba. Tu insistías en que mi cuerpo estaba decorado de pecas: "los lunares son más ocuros. Tus pecas son las piezas del puzzle, formarán mariposas y saldrán a volar".

Yo no te hacía demasiado caso. Quizá ninguno. Y ahora, que yo imagino las pecas de otra espalda, me acuerdo de tí. Y ahora, que yo soy el zorro, me acuerdo de tí. Entiendo que mi "quizá" nunca fuera suficiente para tí. Entiendo que mis miedos te dieran vértigo. Entiendo que mi risa fuera la del clown equivocado. Entiendo tus anehelos. Entiendo mis silencios.

Y tu me decías que me había salido una nueva peca en el labio. Me decías que me la robarías en un descuido. Y yo puse el candado. Tú me decías "ahora" y yo rompí el tic-tac. Lo rompí todo.

viernes, 20 de marzo de 2009

VUELO 109: Cometa...

Nunca me gustaron los boomerang. Tampoco los tirachinas. Nunca comprendí el retroalimentarse de lo que uno lanzaba. De qué aquello que tiraba lejos, volviera (yo no quería recuerdos). Vuelva incluso con más intensidad, con más fuerza. Yo siempre preferí jugar a las cometas. Lanzarlas, verlas volar y volar, y de paso, volar yo con ellas (aunque fuera un ratito). Que el sol me destellará, y que no supiera si se trataba de un sueño o de la realidad (de la puta realidad).

Tuve cometas de todos los colores, de todos los tamaños y de todas las formas posibles. Lo cierto, es que siempre me gustaron las cometas más extrañas de toda la tienda. Recuerdo cuando con 9 años iba a las ferias y tenía que escoger un lazo. Ese lazo tendría como premio una cometa. Todos los niños buscaban la cometa más grande o la que llevara la cara impresa del prota de los Goonies. En cambio, yo quería la cometa más curiosa, incluso la más fea, la que todos desterraban. Siempre me gustó lo complicado. Siempre me gustó la cometa equivocada, la que volaba a ritmos insospechados y la que no podía domar. Siempre soñé con una cometa que me llevara al asteroide B 612. Siempre soñé con una cometa que me doliera, pero de quererle. Siempre soñé con una cometa cuya única brújula fueran mis alas. Siempre soñé con una cometa de manos. De tus manos atadas a las mías. Siempre soñé con una cometa que pudiera vivir. Soñar. Reír.


P.D: Y lo más curioso de todo es que a veces me comporto como un boomerang frente a mi cometa. Y a veces, la cometa juega con un jodido tirachinas a mi corazón.

martes, 17 de marzo de 2009

VUELO 108: Corrientes marinas...

Hace sol. Un jodido sol que entra por mi ventana y parece que hoy no quiere irse. Decido (o es más bien el sol el que decide por mi) ir a la playa. Creía necesitar agua, sal y arena. No sé si por ese orden, ni tan siquiera sé si realmente lo necesitaba, pero allá fui. Cogí mi bici voladora y en 612 segundos estaba allí. Mis pies y mis manos descalzas y solas empezaron a jugar con la arena. Empezaron a moldear figuras estúpidas propias de una niña de 9 años (una extraña razón me dice que sigo sintiendo como entonces, aunque no haya mariposas). Barcos, estrellas, caracolas, caballitos de mar y castillos encantados. Siempre me gusto vivir en las alturas y por eso este castillo era alto. Demasiado alto. Luego lo decoré con conchas y algas verdes en forma de asteroides. Era curioso, era algo estúpido, pero por unos instantes quería que mi castillo fuera indestructible. Hice un muro grande, fuerte por fuera, pero demasiado frágil por dentro; la arena estaba demasiado húmeda, pensé. Aún así, quería protegerlo, cuidarlo y quererlo. Olvidé por unos segundos que los muros siempre esconden silencios, secretos y verdades a medias. Olvide que no hay nada indestructible, nada que dure para siempre.

La marea subió. La marea arrastró poquito a poco mi castillo encantado. La marea se lo llevó. Pero aún quedan los restos: las conchas y las algas en forma de asteroides. Aún quedan las cicatrices.


P.D: Pese a las continuas corrientes marinas de mi vida, yo siempre decido crear. Construir castillos a pesar de todo. Me da igual el lugar, me da igual el dolor. Pese a la marea, pese a que todo va y viene (y viene y va) yo creo en mis manos. En las tuyas.

(Y lo cierto es que la vacuna no hizo el efecto programado.)

lunes, 16 de marzo de 2009

VUELO 107:Vacunas...

(del latín vaccinus-a-um, 'vacuno'; de vacca-ae, 'vaca') es un preparado de antígenos que una vez dentro del organismo provoca una respuesta de ataque, denominada anticuerpo. Esta respuesta genera memoria inmunológica produciendo, en la mayoría de los casos, inmunidad permanente frente a la enfermedad.

Esta mañana varios preparados atacaron mi cuerpo. Recorrieron mis arterias y mi cerbero. Se sumergieron en mis glóbulos y construyeron sus primeros castillos. ¡Están preparando un ejército! Con espadas y tirachinas morados. Caminan a través de unas curiosas partículas que me avisaran, cual semáforo en verde, de que mi cuerpo y mis alas están preparados para saltar. Estas jodidas bacterias van a erradicar posibles daños a mis frágiles vísceras. Pero nadie me ha preguntado.
......................................................................................
Y hoy, tú eres uno de esos virus. Te adentras. Me inyectas la dosis exacta para sonreír. Para querer querer. Para volar. Porque, aunque no quiero y, aunque me invadan las dudas, soy inmune. Me he hecho inmune a la enfermedad. Al dolor. Y a veces, hasta al amor.

sábado, 14 de marzo de 2009

VUELO 106: Envidia...

Envidia. Tengo envidia. Una terrible envidia por aquella chica de sonrisa estrellada. También envidio al muchacho de azul que le regalaba sintonias a cada sorbo de té. Envidio los gestos de ambos. Envidio su intercambio de frases a través de castillos inventados. De lugares soñados. Es curioso. Es envidia. Envidia de sus bocas (se comen pero no se tocan). Envidia.
Es extraño en un país donde bulle el amor cual olla (a presión), pero que rara vez lo muestran sin vuelos. No les hace falta. Se retroalimentan con los ojos y con la música. No necesitan tacto, inventan nubes solo con sus labios. Solo necesitan pronunciar la palabra "valiente", removiendo la parte superior del labio. Así, con cuidado. Sin miedo. Lento. Suave. Sintiendo. Viviendo.

P.D: Y el chico del sombrero nos regalo la canción más bonita del universo. ("...time can break your hearth...")

domingo, 8 de marzo de 2009

VUELO 105: Fabricar...

¿Y si en está fábrica además de cemento se fabrica magia? ¿Y si adivina las palabras? ¿Y si inventa noches perfectas?

jueves, 5 de marzo de 2009

VUELO 104:Prohibido...


Las 02:15 horas. Mi móvil no suena. La sintonía de Amelie se paró.
Necesito un politono para cada dedo del pie. Necesito una lucecita que me diga que ya regresas. Que no está prohibido sentir. Que vuelves del revés para besarme del costado.
Música en mi estómago y mariposas en mis oídos. Y politonos para el corazón.

lunes, 2 de marzo de 2009

VUELO 103: Las diez frambuesas de mi pasada semana (III)...


-Lidia, Millán y Pablo. Abrazos y cervezas en el corazón. Más descubrimiento.
-Cada baldosa de Lavapiés. Y esta vez, sí son amarillas.
-Son y yo, buscando a Jamal por los rincones.
-Palabras, perdones y emociones. Ella y yo. Agua y Aire.
-La India, cada vez más cerca. Mi Revolutionary Road particular.
-Perderme el la librería Ocho y Medio.
-Ojo de pez. En mi cámara y en mi retina.
-Verte volar en el sentido más literal. Nunca estuviste tan cerca de mi como esa mañana.
-Roberto, Sus palabras precisas y exactas. Construí fotogramas de cada suspiro. Nunca saboreé un Capuccino de ese modo: con nata, spoilers y sonrisas.
-Los abrazos que no dí. Los giros que perdí.