sábado, 30 de mayo de 2009

VUELO 131: Y me preguntas...


Y me preguntas por qué la trompeta no suena. Y yo, no sé que responderte.

Y me preguntas qué hago y que veo. También qué como. Y yo, no sé que contarte.

Y me preguntas si te echo de menos y si te sueño. Y yo, no sé como no mentirte.

Y me preguntas si el sol brilla. Y sí, el sol, las estrellas y sus ojos.

viernes, 22 de mayo de 2009

VUELO 130: Y vuelvo...

Y vuelvo a cometer los mismos errores (o aciertos). Vuelvo a “robar al mes de abril” los jengibres de mi cabeza (y de la tuya). Vuelvo a hacer todo lo posible para ser la protagonista. Única y exclusiva. Vuelvo a ser una cometa, un zorro y una rosa. Vuelvo a ser una puta en su hormiguera, que quiere que le bailen el agua. Y sí, ya sé, eso de que “ya no es ayer, sino mañana” Y vuelvo a ser una princesa sin corona y sin “labios de fresa” que no puede parar de mirarse en ese puto espejo. Perdida, como un “barco sin polizón, al otro lado del telón de acero.” Vuelvo a ser egoísta. Vuelvo a mirarme el ombligo sin tatuaje, pero con un puzle lleno de piezas inexactas. Vuelvo a buscar la “calle melancolía” y el número siete (nunca el cinco). Vuelvo a “estar sin ti, pero contigo”. En otra mirada, en otras sonrisas. Sí, ya sé que te dije que “no quiero un amor civilizado” y prometí no “escogerte el champú” pero pequeño, quiero “morirme contigo si te matas” y que me digas eso de “muchacha de ojos tristes” (y alas verdes).

Y si, vuelvo a ser la misma de siempre. Pero no puedo evitarlo y no sé si quiero. Y sí, mi vida sigue como siguen las cosas que no tienen demasiado sentido”.

Si quieres encontrarme ya sabes donde estoy…

sábado, 16 de mayo de 2009

VUELO 129: Bopal...

Bopal se pasa la vida tocando los pies. Los mira, los esculpe algunas veces y otras, los dibuja. Bopal se alimenta de pies y de risa.

Bopal estaba enamorado de una europea rubia y un tesoro en el pie. Llevaba tatuado una flor, sí, de esas a las que les quitan los pétalos y te dicen si sí o si no. Si vienes o vas. Si te querrán o no. Bopal jugaba con esos pétalos y esos pétalos eran precisamente la salvia de Bopal.

A Bopal siempre le salía que sí. Daba igual que empezara por la derecha o por la izquierda. Siempre era un sí. Siempre vivía un sí. Pero un día, la chica rubia y de ojos de azúcar voló. Se fue demasiado lejos. Su flor se ahogo de tanto regarla. Y la cabeza de Bopal también. Ahora, en ella, solo navegan pájaros llenos de risas y ternura. Ahora Bopal busca en los pies de la gente esa flor, esos pétalos.

Bopal busca, navega sin zapatos entre los pies de sus “princesas”. Y yo, sólo puedo regalarle el sonido de los cascabeles que decoran mi pie, y su tatuaje. Pero el mío no es una flor. Al mío, no se le arrancan los pétalos. El mío no dice si sí o si no.

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Bopal un maravilloso chico que se quedó atrapado en la locura del desamor. Del amor que se va para no volver jamás. Su chica, desde las profundidades, le regala pétalos y yo, desde aquí, abrazos.
¿Es posible la locura del des-amor?

viernes, 15 de mayo de 2009

VUELO 128: Recreo...

Y sí, yo soñé con ser la chica de ayer (de hoy y de mi mañana). De viajar a las profundidades de tu ombligo. De coser palabras que hablen de s-u-e-ñ-o-s. Y sí, ya sé que es tarde. Ya sé que el sitio de mi recreo está lleno de charcos. Yo intento esquivarlos, en cambio, tú, me empujas con tus alas a saltar. Porque en ese patio, eres tu el que tiene alas, y yo sólo soy un cascabel, una pluma que arrancaste del tejado azul o morado. Lo cierto, es que ya no sé de qué color era, ni como sabía, ni olía…y no lo sé, porque ya no hay música.

domingo, 10 de mayo de 2009

VUELO 127: Disparos

Hay un revolver que nos apunta todos los días. Se llama miedo, horror y vergüenza. Otros lo llaman desazón y angustia. Incluso algunos, justicia (me temo que Hesse y Cioran pusieron muchas tiritas en mi corazón). Yo hoy lo llamo ruido, olor, y agua.

Los revólveres disparan. Y a veces, jodidamente, aciertan. Tocan y dan en la diana. Entonces es cuando yo pongo vendas a las heridas y ellos cubren las mías con un ramo de abrazos y con besos sabor a nada. Porque la nada también sabe. También huele. También se escribe.

Disparos que apuntan a niños que juegan y a puestos que regalan momentos de dulzura. Momentos efímeros, volátiles, pero que consiguen hacerme olvidar esa puta pistola. Ese puto horror. Esa puta pena de muerte. Este puto caos.

viernes, 8 de mayo de 2009

VUELO 126: Porque...

Porque merece la pena ver tu sonrisa (y la de ellos).
Porque quiero que veas mis alas: aquí y allí.
Porque el mundo gira, y nosotros con él.
Porque las palabras y los sueños a veces se cogen de la mano.
Porque inventé asteroides a pesar de mi locura gominólica.
Porque existen los abrazos (incluso los no dados).
Porque existen las noches sin mosquitera. Con tus pies calientes y mis tatuajes caleidoscópicos.
Porque cantamos vidas y bailamos esperanzas.
Porque cientos de pies invaden mis mañanas.
Porque ya no soy “la princesa de la boca de fresa”, pero sí la chica rara de alas verdes y risa azul.
Porque ya no tengo miedo.
Porque las sumas ya me salen y las restas no existen.
Porque “vale más mi sueño que el dinero” y “puedo vivir de una alegría”.
Porque existe el quizá (sin s) y los finales sin final.
Porque escribo. Porque vivo. Porque soy.

lunes, 4 de mayo de 2009

VUELO 125: Quiero...

Quiero que me quieras siempre (y todavía). Quiero que me quieras aquí, allí y en Nunca Jamás. Quiero que me quieras con mis continuos ataques de ego, con mi inconsciencia y con mis llantos. Quiero que me quieras por las mañanas, con legañas en los ojos. Quiero que me quieras cuando como con las manos, cuando me ensucio y cuando sueño en alto. Quiero que me quieras como una canción o como quieren a la chica en un libro de Murakami. Quiero que me quieras en silencio. En alto. En voz baja. Gritando.

Quiero que me quieras sin asfixias, pero abrazándome cual hada madrina (sin varita pero con magia). Quiero que me quieras sin distancias (ni puntos suspensivos). Cerquita. Al lado. Quiero que me quieras… y que te des cuenta de cuánto te quiero.

viernes, 1 de mayo de 2009

VUELO 124: Sweet blond...

"You blond is very sweet", me dice con su lengua azul mientras sonrie. Y lo cierto es que los mosquitos y araxnas han encontrado alimento perfecto en mi piel. Chupan, digieren y vuelan. Mi sangre como vitamina.

Mientras, yo me alimento de casitas construidas en papel de colores, de mocos sobre su nariz, de pilla-pilla (sin) sentido y de ojos -inmensos ojos- que me hablan.

Mi flequillo se pregunta cosas y yo me pregunto porque no puedo parar de preguntarme mas y mas... Como si el signo de interrogacion y de exclamacion formaran un binomio. Un binomio intermitente, sin color y con voz.

Y sigue diciendome "you blond is very sweet", y yo pienso....que a veces, no tengo ni sangre.