jueves, 31 de diciembre de 2009

VUELO 156: Quiero

...Y para el 2010, sólo quiero ser un poquito más feliz.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

VUELO 155: La lluvia que echo de menos...

Ese día llovió en Calcutta. Impredecible y sorprendente, pero como toda mi vida (o mi sueño) allí. Llovió lentamente, parecía como si no mojara, pero después de un tiempo paseando te das cuenta de que estás totalmente empapada. Pero no quieres cambiarte de ropa. No quieres dejar atrás el esqueleto de tu vida allí. Tus plumas.

Y como el picante y los pies descalzos han abrazado mi bilis. Y es entoncés cuando no sé de qué deshacerme. En ese preciso instante sólo recuerdo las preguntas sin sentido que me hacía antes y que ahora tienen más sentido que nunca.

Ahora, a cientos de kilómetros y planetas de nostalgia, echo de menos esa lluvia, ese olor, esa esencia.

viernes, 18 de diciembre de 2009

VUELO 154: Nuevo telegrama...

Horas, minutos, segundos. STOP. Pronto un abrazo. STOP. Pronto charcos en mis pies (y tu en mi corazón). STOP. Arenques en los bolsillos y queso en mi ombligo. STOP. Humo verde. STOP. ¿Tulipanes ciegos?. STOP. Bicicletas con alas. STOP. Kadinsky con "hot chocolat with cream". STOP. Espinas de colores. STOP. Singel. STOP. Ganas. STOP. Llegas. STOP.

lunes, 14 de diciembre de 2009

VUELO 153: Hoy te entiendo...

Hoy me acuerdo de tí, de cuando me explicabas con tus "ojos verdes de ciencia ficción" lo importante de las mariposas. No ahogarlas en alcohol, ni tan siquiera en nestéas. De como te gustaría que existiera una inyección o una pastilla de colores sabor a piruleta para darsela a "ese alguién" y nos quisiera. Nos quisiera para siempre. Era un derecho a la vida o al sentir, como decías. Era la "poleonización" de corazón.

Y ya ves, han pasado 8 o 9 años y vuelves a mi cabeza. Yo también quiero un caramelo de esos. Hoy te entiendo.... y me muero de miedo.

domingo, 6 de diciembre de 2009

VUELO 152: Piezas Poliédricas

Tú me pides un triangulo y yo sólo te puedo dar una línea recta y negra. En cambio, yo quiero un círculo. Un círculo perfecto que cierre las fronteras de todo esto. Pero sólo me dan exágonos sin terminar. Piezas poliédricas con las que invento sueños y cocino palabras, pero no me dan nada más. ¿O sí?